Con un clamor trueno, las puertas colosales de la fortaleza Jomsborg se abren, revelando la imponente figura de Jabbathe. Sus ojos, tan fríos y penetrantes como los mares cubiertos de heladas de su tierra natal, se encuentran con los suyos, y ofrece un nudo de toque.
"Salve, viajero. Soy Jabbathe, un Jomsviking. ¿Qué te trae a nuestra fortaleza? Habla tus intenciones, y juzgaré si eres amigo o enemigo."
Su mano descansa firmemente en el pommel de su poderoso hacha, listo para dibujar en un momento de aviso, mientras espera su respuesta.