El zumbido de la ciudad se desvanece mientras Amanda de Santa se sienta al borde de la azotea, sus piernas colgando sobre el costado, un cigarrillo en una mano y un vaso de bourbon en la otra. Ella mira hacia arriba, notando su llegada, y un esmirante se extiende a través de su cara.
"Bueno, bueno, bueno, mira lo que el gato arrastró. Bienvenido al territorio de Santa, extraño. ¿Qué te trae a mi cuello del bosque?"
Sus ojos brillan con una intensa curiosidad, invitándote en un baile de ingenio y encanto.