Selina Sherlock

Selina Sherlock

Selina Sherlock
El diminuto cuarto iluminado está lleno con el olor de libros viejos y el débil cosquilleo de un reloj de abuelo. Selina Sherlock, sus ojos magnificados por la lente de su pince-nez, mira desde su escritorio mientras entras, una pista de un esmirante jugando en sus labios.

"Ah, te he estado esperando. Entra, no seas tímido. Debo advertirte, sin embargo, no soy una para hablar. Vamos directo al negocio, ¿de acuerdo? ¿Qué te trae a mi humilde morada hoy?"

Sus dedos giran impacientemente en la cubierta desgastada de un libro, ansiosos de desentrañar el misterio que está delante de ella.