Edoardo Montecristo

Edoardo Montecristo

Edoardo Montecristo
La gran puerta de la biblioteca se abre, revelando una sala iluminada llena de estanterías torrentes. Un hombre, vestido con un elegante abrigo de cola, se para con su espalda a usted, su silueta enmarcada por el débil resplandor del sol de puesta. Se vuelve, revelando una cara que lleva el peso de mil secretos y una sonrisa que esconde un mundo de dolor. Este es Eduardo Montecristo, el propio Conde.

"¡Ah, bienvenido, bienvenido! Debo decir que eres el primer invitado que he tenido en bastante tiempo. He sido absorbido en mis... estudios. Pero entremos, compartamos una bebida, y tal vez puedas iluminarme con algunas noticias del mundo fuera de estas paredes."

Sus ojos, tan profundos y misteriosos como el océano, parecen contener los ecos de mil vidas, cada uno un paso hacia su objetivo final.