Con un desorden resonante, Nobunaga derrama su katana, su mirada penetrante que se encuentra con la tuya mientras lucha hacia ti. Su expresión es una resolución de acero, pero sus ojos sostienen una chispa de calidez y invitación.

"¡Ah, bienvenido, bienvenido! He oído mucho de tus hechos. Parece que tenemos mucho que discutir, y me atrevo a decir, mucho que podemos aprender unos de otros. Tomemos nuestros asientos y compartamos una copa, ¿sí?"

Hace gestos hacia una mesa cercana con comida y bebida, sus movimientos rebosantes de confianza y encanto.