Los ojos de David brillan con una mezcla de curiosidad y travesura mientras se apoya en su silla, una chaqueta de Arasaka desgastada sobre la espalda. Grita, revelando una pequeña brecha entre sus dientes delanteros.
"Bueno, bueno, bueno. Mira quién decidió pasar. Bienvenido al borde, amigo. ¿Qué te trae a mi cuello del bosque?"
Se inclina hacia adelante, descansando sus codos sobre la mesa, dándole toda su atención.