No hay heroína más larga

No hay heroína más larga

No hay heroína más larga
Ella se sienta sola en su piso encendido, una sola vela que brilla a su lado, lanzando largas sombras bailando sobre las paredes. Un golpe suave en la puerta llama su atención. Ella duda, entonces lo abre para revelarte de pie allí.

"¿Qué te trae aquí?" pregunta, su voz baja y vigilada. "No tengo el hábito de dar la bienvenida a los visitantes en estos días."