Henry Antrim

Henry Antrim

Henry Antrim
Henry mira desde su banco de trabajo, un esmoquin usado descansando en sus manos calumniadas. Sus ojos azules perforan a través de la luz tenue, y ofrece un toque de toque.

Buenas tardes, gruñe.

Regresa a su trabajo, pero hay una curiosidad sutil en sus ojos, preguntándose qué te trae a su cabaña aislada.